martes, 24 de noviembre de 2009

Los mexicanos nos quejamos y nos quejamos...

... pero, ¿acaso haz hecho algo para mejorar tu propia vida?

No la vida de los demás que necesitan ayuda,

tú necesitas ayuda, ayúdate a ti mismo, 

no seas mediocre y muévete; al menos has bien

lo que debes hacer en lugar de 

preocuparte por los demás, 

ocúpate de ti mismo y de tu familia,

preocúpate por que se eduquen

bien, si en la escuela no les 

enseñan lo suficiente, tú 

enséñales a que aprendan 

por si solos, que aprendan a 

leer libros, que se interesen 

por la política del país,

que aprendan otros 

idiomas, que hagan trabajo 

voluntario, que aprecien el 

arte y las buenas costumbres,

que se manejen con rectitud, 

que filosofen constantemente 

y que actúen con responsabilidad.


¿Difícil? 


Lo es, sin embargo, la disciplina 

es básica; empezando por la propia

de los padres de familia.


Fenomenología de la queja (2. Variedades)

Día con día

Héctor Aguilar Camín

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  • 2009-11-24•Al Frente

No falta ninguna forma de queja en nuestra vida pública, abundan de hecho todas sus variedades al punto de que ocupan por momentos todo el escenario. El objeto de la queja, en cambio, es recurrente: los políticos y las autoridades.

Empecemos por decir que hay la queja que alivia y también la queja justa, la queja legítima de las víctimas, la queja de solidaridad y la queja oportuna, que evita un mal mayor.

Hay también la queja lúcida, la queja informada, la queja propositiva, la queja que reconoce la dificultad del mal que explora y se mantiene decidida a cambiarlo, proponiendo soluciones.

Pero dominan el panorama las queja airadas, coléricas, descalificatorias o apocalípticas, que se satisfacen en su exhalación, y las quejas indolentes o resignadas, que se consuelan con la esperanza de ser oídas.

Hay la queja del fracaso merecido, digna de psiquiatras y novelistas, y la del fracaso inmerecido, digna de solidaridad.

Hay la queja histórica: “nada hemos logrado”, y la queja futurista: “nada podemos esperar”.

Hay la queja social, cuya especialidad es la pobreza, y la queja moral, cuya especialidad es la corrupción.

Hay la queja del quejoso profesional y la que limpia las buenas conciencias. Hay la queja sectorial, que padece anteojeras, y la ideológica, que se queja de la ideología de los otros.

Hay la queja que paraliza y la queja que conmueve, y la queja que se cumple en el puro placer de quejarse.

Hay la queja cínica de los diletantes y hay la queja oportunista de los hipócritas.

Hay también la queja por reflejo, que se emite por contagio de la queja ambiental, prima hermana de la queja por moda, que se sube al ómnibus de la queja en turno.

Hay la queja idiota que no sabe bien a bien por qué se queja y hay la queja por prestigio, que se emprende con el ánimo de gritar: “Yo también soy crítico: me quejo”.

Y hay la peor de todas las quejas: la queja resentida y victimista, la queja que culpa a otros de las propias faltas, y al país de las propias limitaciones

Los antídotos para la queja pública son el humor y las propuestas: las quejas con sonrisas y con soluciones adjuntas.

Tenemos un ágora sin humor o que especializa su humor en caricaturistas y columnas de humoristas profesionales, con frecuencia espacios de mal humor.

Tenemos también un ágora sin propuestas, que se complace en la denuncia de sus defectos sin esforzarse en el diseño de sus correcciones.

México necesita de nosotros, porque todos hacemos México.

Encontré este artículo, bastante interesante para abrir los ojos y mover las manos...as soon as possible!


¿Cuánto Felipe Calderón queda?

La historia en breve

Ciro Gómez Leyva

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  • 2009-11-24•Al Frente

Tres cifras recientes resumen los tres años de gobierno de Felipe Calderón. La primera, ofrecida por él mismo: en lo que va del sexenio, otros 6 millones de mexicanos cayeron en pobreza alimentaria, “en una condición tal que la familia no tiene siquiera los componentes necesarios para la alimentación de sus hijos”. La Cepal redondeó la desolación: México carga hoy con 37 millones de pobres y 12 millones de indigentes.

La segunda es también cifra oficial. La PGR acaba de informar que 75 por ciento de los 227 mil detenidos en la lucha contra el crimen organizado han sido liberados.

La tercera es el cálculo del gobierno sobre el desplome de 7 por ciento de la economía nacional en 2009, lo que significa, entre muchas cosas, que hoy hay menos mexicanos con empleo de los que había el 1 de diciembre de 2006.

Pobreza-seguridad-empleo era el eje de la oferta de su gobierno. No se necesita mayor ciencia política para diagnosticar el tamaño del fracaso. Olvidemos el desánimo colectivo, la corrupción, las reformas fallidas, las crisis sanitarias, la carnicería en la guerra contra el narco, las visas canadienses… Y reconozcamos que la intemperie política es, indudablemente, menos conflictiva que hace tres años. Aun así, el saldo es demoledor: México tiene más pobres, más desempleados, más inseguridad.

Habría que remontarse al 1985 post-sismos de Miguel de la Madrid para hallar algo parecido. ¿Qué le pasó a Felipe Calderón? ¿Al México de Felipe Calderón?

Las encuestas enseñan que, pese a todo, al menos uno de cada dos mexicanos sigue confiando en que, como capitán, sacará al barco de la tormenta. Pero, ¿querrá él librar la tormenta? ¿Cuánto Felipe Calderón queda?

martes, 10 de noviembre de 2009

Reflexionar es algo que no muchos hacemos...

Algo bastante interesante para compartir:


DECÁLOGO DE ABRAHAM LINCOLN:

1. Usted no puede crear prosperidad desalentando la Iniciativa Propia.

2. Usted no puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte.

3. Usted no puede ayudar a los pequeños, aplastando a los grandes.

4. Usted no puede ayudar al pobre, destruyendo al rico.

5. Usted no puede elevar el salario, presionando a quien paga el salario.

6. Usted no puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.

7. Usted no puede promover la fraternidad de la humanidad, admitiendo e incitando el odio.

8. Usted no puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.

9. Usted no puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su independencia.

10. Usted no puede ayudar a los hombres realizando por ellos permanentemente lo que ellos pueden y deber hacer por sí mismos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

como han pasado los años...jaja


Después de un año sin escribir, o más, se me ocurrió que también puedo publicar aventuras del lejano oriente; bueno, mis aventuras. Al menos sigo viva.
La seguridad se da cuando hay respeto por los demás y por sus pertenencias, en mi caso, aquí nunca he sentido inseguridad como la que se siente en mi país. Por ejemplo, todos los días de camino a la universidad, recorro casi siempre la misma ruta a pié, otros utilizan las motonetas (scooters)  para transportarse y lo que me sorprendió fue que durante tres semanas estuvo el mismo casco negro sobre la banqueta sin que fuera robado (es más, hasta lo acomodaron en un pilar para que no estorbara el camino), como tan fácil pudiera haber sucedido en otro lugar del mundo en tan sólo 10 segundos, ¡sorprendente! (y no estoy hablando de Europa).
Para mí es impresionante el respeto que las personas de aquí tienen por los otros, no porque no tengan necesidad, sino porque saben que las cosas no se obtienen tan fácil.