Después de un año sin escribir, o más, se me ocurrió que también puedo publicar aventuras del lejano oriente; bueno, mis aventuras. Al menos sigo viva.
La seguridad se da cuando hay respeto por los demás y por sus pertenencias, en mi caso, aquí nunca he sentido inseguridad como la que se siente en mi país. Por ejemplo, todos los días de camino a la universidad, recorro casi siempre la misma ruta a pié, otros utilizan las motonetas (scooters) para transportarse y lo que me sorprendió fue que durante tres semanas estuvo el mismo casco negro sobre la banqueta sin que fuera robado (es más, hasta lo acomodaron en un pilar para que no estorbara el camino), como tan fácil pudiera haber sucedido en otro lugar del mundo en tan sólo 10 segundos, ¡sorprendente! (y no estoy hablando de Europa).
Para mí es impresionante el respeto que las personas de aquí tienen por los otros, no porque no tengan necesidad, sino porque saben que las cosas no se obtienen tan fácil.
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